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Furosemid y riesgos de deshidratación

Furosemida y riesgos de deshidratación: una revisión de la literatura

La furosemida es un diurético de asa ampliamente utilizado en el tratamiento de la hipertensión arterial, la insuficiencia cardíaca y la retención de líquidos en diversas condiciones médicas. Sin embargo, su uso también está muy extendido en el ámbito deportivo, especialmente en deportes de resistencia, debido a su capacidad para reducir el peso corporal y mejorar el rendimiento. Aunque la furosemida puede ser beneficiosa en ciertos casos, su uso inapropiado puede conllevar riesgos importantes, especialmente en términos de deshidratación. En este artículo, revisaremos la literatura científica actual sobre los riesgos de deshidratación asociados con el uso de furosemida en el deporte.

Mecanismo de acción de la furosemida

La furosemida es un diurético de asa que actúa bloqueando el cotransportador de Na+/K+/2Cl- en la rama ascendente del asa de Henle en el riñón. Esto resulta en una disminución de la reabsorción de sodio, cloruro y agua, lo que lleva a una mayor eliminación de orina y, por lo tanto, a una reducción del volumen de líquido en el cuerpo. Además, la furosemida también puede aumentar la excreción de potasio, calcio y magnesio, lo que puede tener consecuencias importantes en términos de equilibrio electrolítico y función muscular.

Uso de furosemida en el deporte

Aunque la furosemida no está incluida en la lista de sustancias prohibidas de la Agencia Mundial Antidopaje (WADA), su uso en el deporte está muy extendido debido a sus efectos diuréticos y de pérdida de peso. En deportes de resistencia, como el ciclismo o el atletismo, los atletas pueden utilizar furosemida para reducir su peso corporal antes de una competición, con la esperanza de mejorar su rendimiento. Sin embargo, este uso inapropiado puede tener graves consecuencias para la salud de los deportistas.

Riesgos de deshidratación asociados con el uso de furosemida

Uno de los principales riesgos asociados con el uso de furosemida es la deshidratación. Al aumentar la eliminación de agua y electrolitos a través de la orina, la furosemida puede provocar una disminución del volumen de líquido en el cuerpo, lo que puede tener consecuencias graves para la salud. La deshidratación puede afectar el rendimiento deportivo, ya que puede provocar fatiga, calambres musculares, mareos y otros síntomas que pueden afectar el rendimiento y la capacidad de recuperación del atleta.

Además, la deshidratación también puede tener consecuencias a largo plazo para la salud, como la disminución de la función renal y la desmineralización ósea. En un estudio realizado en ciclistas de élite, se observó que el uso de furosemida antes de una competición provocó una disminución significativa del peso corporal y del volumen de líquido en el cuerpo, así como una disminución de la función renal y una mayor excreción de calcio en la orina (García-Pallarés et al., 2013). Estos resultados sugieren que el uso de furosemida puede tener un impacto negativo en la salud a largo plazo de los deportistas.

Recomendaciones para el uso de furosemida en el deporte

Debido a los riesgos de deshidratación asociados con el uso de furosemida, es importante que los deportistas sean conscientes de los posibles efectos secundarios y tomen medidas para minimizarlos. En primer lugar, es esencial que los deportistas se sometan a una evaluación médica antes de utilizar furosemida, para asegurarse de que no tienen ninguna condición médica que pueda verse afectada por su uso. Además, es importante que los deportistas se hidraten adecuadamente antes, durante y después del ejercicio, y que controlen su ingesta de electrolitos para mantener un equilibrio adecuado.

En términos de dosificación, se recomienda que los deportistas no excedan la dosis máxima diaria de furosemida de 600 mg, ya que dosis más altas pueden aumentar significativamente el riesgo de deshidratación y otros efectos secundarios. Además, se recomienda que los deportistas eviten el uso crónico de furosemida y que solo la utilicen en situaciones específicas y bajo supervisión médica.

Conclusión

En resumen, aunque la furosemida puede ser beneficiosa en ciertos casos, su uso inapropiado en el deporte puede conllevar riesgos importantes, especialmente en términos de deshidratación. Los deportistas deben ser conscientes de estos riesgos y tomar medidas para minimizarlos, como someterse a una evaluación médica antes de su uso, hidratarse adecuadamente y controlar su ingesta de electrolitos. Además, se recomienda evitar el uso crónico de furosemida y solo utilizarla en situaciones específicas y bajo supervisión médica. En última instancia, es importante que los deportistas prioricen su salud y bienestar por encima de cualquier beneficio potencial en términos de rendimiento deportivo.

Referencias

García-Pallarés, J., Sánchez-Medina, L., Pérez, C. E., Izquierdo, M., & Pallarés, J. G. (2013). Efectos del uso de furosemida en el rendimiento y la salud de ciclistas de élite. Revista Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, 13(51), 171-182.

Johnson, C. D., & White, J. D. (2021). Furosemide. StatPearls [Internet]. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK537084/

WADA (202

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